miércoles, 17 de junio de 2015

Casi un cuento

Dicen que una vez hubo un escritor,o, por mejor decir, un poeta, dedicado a la temática amorosa o erótica. Dicen que no había publicado nada, lo que en términos literarios significa no ser literato. Y dicen, asimismo, que era su mayor ilusión alcanzar, antes de morir, la breve y mínima gloria de ascender al miniolimpo de las letras hispanas: ocupar una línea en la bibliografía oficial. Dicen todo esto, empero no se sabe a ciencia cierta si es o no falso.
   Dicen que había perdido, a su vez, toda esperanza de publicar.  La autoedición la desechó, de entrada,  al conocer que tal industria carecía de distribución y ello acarreaba andar como puta por rastrojo : de la seca a la meca en busca de librerías donde colocar su material, como quien vende patatas o jabón de sosa cáustica y tocino añejo, en lugar del refinado  Jabón Lagarto, con su nombre propio, conocido y reconocido. Optó, pues, por la edición al uso: al amparo de una editorial humilde, de provincias o de escaso presupuesto. El caso, según puede inferirse, era ver su obra en la calle, lo mismo que quien da a luz una criatura humana.
   Resultó, ya en el colmo, o por suerte, o por desgracia, que esto no acaba de quedar claro, que un día el autor  --un soñador de tres al cuarto--,   entró en Google ( ignoro como se denomina esta acción, en puridad;  pero sí sé que tiene un nombre: un anglicismo, para ser exacto ) y descubrió que uno de sus poemas aparecía en una antología de poesía erótica actual ( 2002-2012 ). Compilación que editaban y clasificaban dos profesores y estudiosos universitarios. Y en cuyo Prólogo hacían hincapié en la publicación de otras y esta obra, como muestra del " buen quehacer de  poetas como X, R y Z, entre otros." Y se agradecía al profesor de cierta universidad por facilitarle dichos borradores en ciclostil.  Hemos de agregar ...  ( continuará ).

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